La Grandeza del “Día de Muertos” de la Fe y de la tradición mexicana

La celebración del “Día de Muertos” data de la  época prehispánica. El culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura.

Cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.

El origen del Día de los Muertos se remonta a 3,000 años atrás, comenzando con los aztecas en la precolombina Mesoamérica, quienes participaban en rituales, conocidos como Miccaihuitl, para honrar a los muertos. Entre los aztecas, toltecas y mayas que vivían en lo que ahora es el centro de México, los muertos y la muerte misma se consideraban como parte de la vida natural y debían celebrarse, en lugar de lamentarse.

Generalmente eran enterrados con lo que consideraban  necesitarían para trascender como: comida, copal, vasijas, cuchillos, piedras de jade y semillas y utilizaban a los perros nativos llamados xoloescuintles para que les ayudaran al paso a la otra vida 

Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión cristiana en la que las ideas de infierno y paraíso servía para  para castigar o premiar . Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.

Las principales civilizaciones representativas del área mesoamericana, aztecas y mayas, desarrollaron ritos variados alrededor de la muerte  y de la forma de darle culto.

Hoy en día esta celebración a dado la vuelta al mundo y se encuentra en donde hay un mexicano.

A pesar de no estar preparados para ver morir a un familiar o a un amigo , cada 1 y 2 de noviembre se tiene la creencia que vienen a visitarnos por ello se les elabora una gran ofrenda con todos los elementos que les permita cruzar del más allá.

Las ofrendas tienen principalmente sus fotografías y son ataviadas de manera vistosa y colorida, con flores, alimentos, agua, incienso, fruta y la luz de las velas que los alumbrarán para llegar del más allá.

De esta manera,  nuestros corazones tristes por su ausencia se alegran al sentirlos cerca tanto, al visitarlos en los panteones que se visten de flores de cempasúchitl , la tradicional flor anaranjada de temporada que es caratecterística de esta temporada,  como  al “esperarlos” en casa  con esa ofrenda en donde además se pone todo lo que en vida les agradó.